Cuajimalpa

Cuando el bebé de Mayra Juárez nazca en mayo ya tendrá casa. Ella y su madre, como damnificadas del 19-S, creyeron que el nuevo integrante de la familia empezaría su vida bajo un techo prestado. No será así, puesto que para esa fecha estrenarán una peculiar vivienda hecha con contenedores marítimos gracias al apoyo que recibieron del grupo interdisciplinario Reconstruyendo San Pablo Chimalpa. Está integrado por 13 personas quienes en los días posteriores al sismo se movilizaron para recaudar donativos económicos y en especie, con los que les fue posible armar la primera casa para damnificados hecha con materiales alternos a la construcción tradicional.

La casa de Maribel Alba, madre de Mayra, fue pérdida total. Tenía más de 50 años y era de un solo piso; tres familias vivían aquí y cada una de ellas debió buscar un espacio alterno para dormir cuando el inmueble fue derrumbado por Protección Civil al considerarlo inhabitable. Mayra recuerda cuando la arquitecta María Alicia Gómez y Stephanie Wagner, integrantes del grupo, tocaron a su puerta para, en medio de su desgracia, ofrecerles un techo. “Nos explicaron que era un nuevo proyecto surgido de una idea europea, haciendo pequeños departamentos con contenedores marítimos”, relata.
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Emocionada, la arquitecta Gómez habla de cómo este terreno resultó perfecto para el proyecto. “Es similar a un rectángulo: ahí cabían perfectamente los contenedores. Debo precisar que al inicio la gente del pueblo no estaba muy feliz con la idea; para ellos fue un paradigma, un choque cultural entre la construcción tradicional y este tipo de vivienda moderna. Me senté con Maribel y su familia para explicarles los planos y los temas estructurales hasta que la posibilidad fue tomando forma”, declaró la experta.

Al escuchar el proyecto, Maribel habló con franqueza de su necesidad a futuro para construir otro piso y evitar el hacinamiento familiar. Sorprendida escuchó la respuesta de la arquitecta. “Nos describió que con los contenedores sería más fácil. En el de la parte de abajo quedaría yo, en la de arriba Mayra y en otro mi cuñada. Nos pareció muy padre la idea, nos lo imaginamos y ahí empezó todo. Cuando nos mostró el plano estábamos muy emocionadas porque ya estaba todo más estructurado”, declaró la mujer.

En papel, la arquitecta y el ingeniero Julio Candia transformaron el predio de Reforma número 78 en tres departamentos, todos conformados con un total de siete contenedores. La vivienda de Mayra y su hijo; y la de Maribel, con sus dos hijos, contarían con baño, cocina-comedor, sala y una recámara por habitante. En el departamento de Mayra se anexó otro contenedor que funcionará como una pequeña accesoria para negocio familiar.
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El tercer departamento dentro del mismo predio es de Juana Mañón, cuñada de Maribel. Ella, viuda con tres hijos, contará con dos contenedores en los que distribuirán dos baños, cuatro recámaras, cocina-comedor, sala y estudio. Cuando los integrantes de Reconstruyendo San Pablo Chimalpa difundieron su proyecto en redes sociales, explicaron que su principal objetivo era “sumar esfuerzos y voluntades para una reconstrucción segura y de calidad, a través de asesoraría, capacitación y acompañamiento a familias que buscan reconstruir su patrimonio, involucrándolos en esta recuperación para generar patrimonios firmes”. Pero también destacaron un punto relevante: “Los damnificados de Cuajimalpa son también nuestros vecinos”.

Año nuevo, casa nueva

El primer contenedor, el de Mayra, llegó antes de Navidad y fue adquirido con donativos recaudados por el grupo a través de la página web Donadora.

Los otros seis contenedores llegaron en marzo, todos obsequiados por la agencia naviera Hapag Lloyd conocida a nivel mundial por sus servicios marítimos. Mientras llegaban a puerto mexicano, en Cuajimalpa la arquitecta María y el ingeniero Candia prepararon el terreno supervisando la construcción de los nuevos cimientos. Cuando quedaron listos, los contenedores llegaron por una grúa especial que los trasladó por carretera hasta San Pablo Chimalpa, lugar que se caracteriza por sus calles estrechas y una geografía atropellada; todo, a tan sólo 10 minutos de Santa Fe e Interlomas.

Los contenedores que quedaron a ras de piso fueron soldados a los cimientos de la casa; y sobre ellos se soldaron y montaron otros contenedores que funcionarán como planta alta de los departamentos.
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“Nosotras pensamos que este lugar será más seguro en futuros sismos porque no se podrían caer de ninguna forma; sólo tendríamos el movimiento sísmico”, dice Mayra.

Por dentro cada contenedor será forrado con un material térmico que evitará que la lámina se vea afectada por el clima, sea frío o calor. Para las ventanas y puertas, la lámina fue cortada en determinados puntos.

“El tinaco, calentador, baño y otros nosotros los pagaremos, así que tendremos que trabajar duro para eso”, agregí ella. Además, durante los trabajos de cimentación quedó instalada también la tubería de agua, una pequeña cisterna y conexión al drenaje.

“Soy la más emocionada porque los primeros contenedores que van a terminar son los míos. Y por el embarazo de mi hija, ella será la primera en ocuparlo”, declaró Maribel mientras su hija permite a EL UNIVERSAL recorrer su futura casa donde las bases para paneles de tablaroca ya fueron instaladas al igual que el cableado eléctrico; ambos pagados con la ayuda incompleta que, como damnificadas, recibieron del Fondo de Desastres Naturales.
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Sus muebles se encuentran guardados en lugares prestados y por su tamaño pequeño, cabrán fácilmente en los contenedores. “El grupo nos está ayudando además con los trámites legales para regularizar las escrituras del predio”, agregó Maribel. La arquitecta María afirmó que difícilmente hubieran concretado este proyecto sin ayuda de una de sus principales integrantes, Carolina Suárez. “Ella reunió al equipo y consiguió los recursos, supo bajarlos al proyecto. Unos donaron tiempo, otros materiales, etcétera. Todos somos amigos, aunque cada quien tiene su actividad”.

“Hubiéramos querido tener más dinero para hacer más casas; pero, aunque sólo sea una, el proyecto es exitoso. Nos sentimos satisfechos de por lo menos haber ayudado a las tres familias en asesoría y entregando las casas hasta donde alcanzaron los fondos. Nos encantaría revisar ese tema con otros grupos de damnificados, sería muy factible porque las casas con contenedor tienen muchas ventajas en rapidez, estructura y armado. Y la realidad es que la edificación de nuevas casas todavía puede tardar varios meses porque estamos acostumbrados a construir de una sola manera en lugar de explorar nuevas posibilidades”, aseguró.

Mientras tanto la popular “casa de los contenedores” es parte de la geografía local en San Pablo Chimalpa. Cualquiera la distingue porque, en medio de los contenedores marítimos, destaca la reja color azul con buzón para el correo. Y esa es ahora la entrada principal a la propiedad de las familias Alba, Juárez y Mañón.

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