El precio del cobre subió un 30% en 2017, alcanzando el valor más alto del cobre en casi cuatro años y que pone fin a una tendencia negativa que obligó a las empresas a reducir sus costos de producción y que llevó a Chile y a Perú a una caída de la recaudación fiscal.

Según los analistas, no se trataría de un fenómeno puntual, dado que las proyecciones de crecimiento indican que la tendencia positiva se mantendría al menos hasta 2020: «El mercado tiende hacia un claro contexto de déficit de cobre, por lo que los altos precios de la segunda mitad de 2017 son un reflejo de la escasez del metal esperada para los próximos cinco años», dijo a BBC Mundo Rolando Lay, analista de Crugrup, una consultora internacional especializada en el mercado minero.

«China actualmente consume cerca del 50% del cobre refinado mundial y naturalmente cualquier noticia positiva sobre las tendencias de consumo de metales en China, tendrá un impacto inmediato en el precio», aseguró Lay.

La dependencia de China- principal consumidor del mundo de cobre- ha sido, desde hace años, la principal causa del alza o caída en los precios del metal. En este marco, una de las claves de la escalada en el precio del último año es el crecimiento de la economía del país asiático que alcanzó un 6,8% en 2017, según el Banco Mundial.

Beijing requiere del metal para la distribución eléctrica, el cableado de las edificaciones, tuberías de agua y de gas o sistemas térmicos. Además, el cobre se utiliza en autos, trenes, aviones, buques, computadores, en la industria y en la conectividad de banda ancha, lo que lo hace imprescindible para crecer.

La revolución de los autos eléctricos

Según BBC Mundo, más allá de China hay otros factores que han influido en el aumento del precio de este metal, como la baja del dólar y los movimientos especulativos de inversionistas.

Igual de importante es la revolución del mercado de los autos eléctricos, que en su fuerte expansión prevista para los próximos años va a generar una demanda extra de cobre que podría llegar a 1,2 millones de toneladas hacia 2025.

Consultoras como Equity Research de Credicorp Capital Perú señalan que existen varios fondos de cobertura (hedge funds) que están invirtiendo en cobre porque están convencidos de que los autos eléctricos impulsarán el valor del mercado cuprífero.

También influye el rápido crecimiento de las energías renovables, que usan intensivamente el cobre. Por ejemplo, una planta solar o eólica puede demandar más del doble del metal que una generadora eléctrica que use carbón.

Por otro lado, apuntan los expertos, no hay previstos grandes proyectos mineros y como la calidad del metal ha ido decreciendo, el precio tenderá a subir empujado también por estos factores adicionales.

La mayor alza en casi cuatro años

El 28 de diciembre de 2017 marcó un hito cuando el valor del cobre se cotizó en US$7.312 la tonelada en la Bolsa de Metales de Londres, un nivel que no se veía desde hace casi cuatro años.

Con este escenario, Chile por cierto crecerá en 2018 y Perú seguirá deslumbrando como hasta ahora con la reducción del 50% de la pobreza en 10 años. Ambos países, pese a sus esfuerzos por diversificar su economía, siguen siendo muy sensibles a las alzas o caídas del metal.

En el caso de Chile, el cobre representa cerca de la mitad de sus exportaciones. Alrededor de un tercio de la producción está en manos de la estatal Codelco, que en los últimos años enfrentó tiempos difíciles.

¿Nuevo «superciclo»?

Se podría hablar de un nuevo «superciclo» del cobre, aunque tal vez no tan pujante como el anterior, que empezó en 2003 y que elevó el precio del metal por las nubes. «En el corto plazo este período genera mayores beneficios para los productores, más ingresos para el país, más gasto público, mayor confianza de los inversionistas y una presión al alza de los salarios», señaló Juan Carlos Guajardo, director de la consultora Plus Mining, a BBC Mundo.

Pero la otra cara de la moneda, advierte el analista, es que se requiere aprender de las lecciones que dejó el período de bajos precios, en el sentido de hacer inversiones en el largo plazo: «El desafío es la capitalización. Convertir las rentas en algo virtuoso, ahorrar para el futuro, ir más allá de la mera explotación del recurso», agregó.

En este sentido, la discusión en los países productores ha estado centrada en cómo desarrollar innovación tecnológica en la minería y en cómo lograr alianzas entre el sector público y privado para avanzar en terrenos como la investigación y el desarrollo.

Ambos países tienen sus propios desafíos. En Chile no se prevén grandes proyectos mineros nuevos en el horizonte, mientras que Perú tiene más espacio para crecer en este sector, dado que no registró el mismo desarrollo en las décadas pasadas.

También cada uno tiene sus propios productos: Chile vende una mayor cantidad de cobre refinado, mientras que Perú exporta concentrado de cobre (que está menos procesado y cuyo precio es menor).

Hasta ahora, los expertos del sector no creen que se vaya a producir una baja importante en el precio del cobre, mientras que otros piensan que el mercado terminará por ajustarse para volver a un precio «más normal», más cercano al registrado en los últimos años.

En cualquier caso, con el alza que se ha registrado hasta ahora, los gobiernos de Chile y Perú tendrán un futuro menos complicado en términos financieros.

Por MundoMarítimo

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